18 de diciembre de 2013

Bitácora de un 22/05/2012: El Ombligo del mundo.

Cusco...

Llego de noche,  me reciben todas las luces de la montaña y sus avenidas. Me enamoro a primera vista de la ciudad.  

En los primeros días en mi paso por aquí, conozco  a Juan Carlos, guía y antropólogo que no simpatiza con los  españoles y  su evangelización, tanto como para que me cuente y muestre toda la ciudad pero sin nombrar  iglesias, templos y monumentos relacionados al catolicismo. El hombre tiene un libro en donde describe, respalda y documenta todo lo que investiga. Con él, recorro la ciudad histórica, Koricancha, centro Qosqo, Sacsayhuman, Qenqo, Pucapucara y Tambochay. 

La Plaza de Armas es bellísima, ¡¡¡todo!!!, nada se priva de ser contemplado. La fuente principal, la Catedral por dentro y por fuera, todos los barcitos a su alrededor.  

 Tuve la suerte un sábado por la mañana de ver el desfile de danzas típicas, en donde la gente con distintas vestimentas  va representando en su paso pestes, siembras y regiones, realmente atrapante. Por la noche vuelvo al mismo lugar,  pude ver a unos novios sacándose fotos en la plaza, y después entrar a la ceremonia de boda en la catedral, afuera había una orquesta y la gente llevaba los regalos hasta la puerta del templo. 

Pasan los días, y vamos camino a Machu Pichu, no sin antes pasar en bus por Ollantaytambo y sus ruinas. 

Hacemos una parada en Chinchero para conocer la casa de una tejedora de un muy buen humor que con chistes y picardía te cuenta sobre el arte de teñir lanas de llama y alpacas con productos naturales como cascaras de frutas y bichos que se prenden a la vegetación del lugar.


Continuamos hacia Urubamba, lugar en el que viviría sin pensarlo dos veces, me atrapó  tanto por su belleza natural como arquitectónica. Desde allí tomamos el Inca Rail, tren hacia Aguas Calientes. 
Esta cuidad cuenta con una infraestructura turística que hace se torne muy comercial de a ratos… solo estaría una noche allí para llegar a cumplir un sueño, EL IMPONENTE MACHU PICHU. 


Podría estar horas escribiendo, cada lugar por mas chiquito tiene vida, historia y derrama una cultura que realmente respeto y admiro.

Luego de hacer la ciudadela, llegue a la Casa del Guardián y de ahí seguí camino al Puente de Inca y luego las Puertas del Sol que dan comienzo al Camino del Inca.

No me alcanzarían las palabras como tampoco una cámara de fotos para poder transmitir todo lo que contiene el camino,  quedé realmente anonadada… los ojos se te van, el alma se hace grande, y el espíritu flota… 
La ciudadela, cada Apu (montaña sagrada), el caudaloso río Urubamba, todo hace del entorno algo mágico.




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