Como en otras zonas de este país, se hablan dos lenguas
oficiales: el catalán y castellano o
español. El primer diálogo con un local intentará siempre ser en catalán, lo
que demuestra muchas veces la fuerte personalidad y localismo de su gente, lo que
creo muy valioso, ya que realza la identidad propia del
lugar ante tantas lenguas y modismos que inundan sus calles de personas de
otros sitios del mundo. Su propio Ayuntamiento propone incluso a turistas y
españoles de otras zonas, aprender de forma gratuita el catalán. Repienso con
esto, lo valioso que sería esta práctica en todo el mundo, conservar y aplicar
el uso de lenguas nativas y propias en cada rincón, atesorar los modismos, las
consonantes o vocales con ritmos diferentes como parte de nuestro patrimonio,
sin neutralizar, sin globalizar.
Cosmopolita, viva en cada calle, llena de colores, tradicionalista pero diferente, Barcelona te deja descubrir todas sus caras. Refleja historia con raíces en el establecimiento de la colonia romana del siglo I a.C, la posterior ocupación musulmana, y su esplendor medieval como ciudad comercial y su expansión urbanística durante el siglo XIX.
Cosmopolita, viva en cada calle, llena de colores, tradicionalista pero diferente, Barcelona te deja descubrir todas sus caras. Refleja historia con raíces en el establecimiento de la colonia romana del siglo I a.C, la posterior ocupación musulmana, y su esplendor medieval como ciudad comercial y su expansión urbanística durante el siglo XIX.
Huellas arquitectónicas nos hablan del carácter de Barcelona,
excéntrica pero libre. Atesora nueve emplazamientos Patrimonio de la
Humanidad de la UNESCO, muchos de ellos con un mismo sello: Antoni Gaudí, autor
de genialidades como: la Casa Batlló, la Milá-Pedrera, y el Parc Guell. Este último
es mi punto del mapa favorito en esta ciudad, sin duda uno de los paseos más lindos y de costo cero. Parc Guell está inspirado en las formas orgánicas de la
naturaleza, este inmenso jardín ubicado en la parte más alta de Barcelona que da una vista panorámica inmejorable.
Sus senderos cubiertos con columnas que
simulan árboles, estalactitas y cuevas naturales cubiertas por pedazos de
cerámica o a modo de mosaicos de colores (llamado trencadís), son parte de los
innumerables detalles que se pueden apreciar en su onírico recorrido. Aquí
también se encuentra la Casa-Museo Gaudí, que fue residencia del arquitecto
hasta 1925 y hoy funciona como museo en el cual se exhiben algunas obras suyas
y de sus colaboradores.
La ciudad toda es un lugar perfecto para disfutar de la
rica gastronomía. Algunos restaurantes
tradicionales permiten degustar una buena escalivada, un dulce tradicional,
un pa amb tomàquet (rebanada de pan regada con aceite de oliva, sal y
tomate natural).
Otro sitio imperdible para los amantes de las rarezas y el arte culinario es el
Mercado de La Boquería, mercado
público tradicional ubicado sobre La Rambla, con todos sus colores y
aromas de productos frescos presentados
como si de vidrieras se tratara.
Lo ideal es conocer
este lugar con alguien local que te guíe y ayude a descubrir lo NO tradicional. A
Barcelona hay que vivirla…
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